Revista
iberoamericana de
contabilidad de gestión
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LA CUANTIFICACIÓN DEL FACTOR TRABAJO
EN ESCENARIOS DE CRISIS E INFLACIÓN
Universidad
de la República. Uruguay
resumen
Los
últimos años se han caracterizado por
importantes turbulencias en la economía mundial. Por más de tres
años consecutivos disminuyó
la afluencia de capitales hacia América Latina. El Mercosur se ha visto
sacudido, en forma intensa en los últimos dieciocho meses, soportando
economías con recesiones
permanentes, las que han
derivado en crisis económica, social y política.
La información en general, en épocas de crisis, cobra una relevancia especial. Los efectos que generan la crisis y la inflación en las economías, acentúan los cambios en la toma de decisiones, generando necesidad de información específica.
En el presente artículo se exponen los conceptos inherentes a esta problemática informacional, abordándose especialmente los aspectos relacionados con el factor trabajo, y la forma de cuantificarlo en los citados contextos y escenarios de crisis e inflación.
palabras clave: Factor trabajo, inflación, costos, escenarios de crisis, capacidad productiva, ociosidad, tiempos de fabricación.
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1. INTRODUCCIÓN
Los
mercados de varios países miembros
del Mercosur, se han visto caracterizados en estos últimos años por el aumento
de la incertidumbre financiera y la volatilidad de los valores bursátiles, en
muchos casos propiciados por la incertidumbre política y la escasa credibilidad
de las políticas económicas. Esto derivó en
la contracción de la producción, un aumento del déficit fiscal, y una
disminución sustancial de los depósitos bancarios y las reservas
internacionales.
En un contexto de creciente deterioro y pronunciada incertidumbre, la economía uruguaya sufrió cambios en variables sustantivas, dentro de las cuales se pueden mencionar: altas tasas de desempleo, aceleración de la devaluación, caída de la demanda externa, y un aumento significativo en las tasas de interés domésticas. La crítica situación regional y la dependencia que esta economía tiene con los países vecinos, en particular con Argentina, afectó negativamente las expectativas de productores y consumidores. Es de perogrullo, mencionar entonces que la economía uruguaya, se encuentra inmersa en una crisis económica de gran magnitud.
Aunque
a nivel doctrinario no es habitual asociar los procesos de crisis con procesos
inflacionarios, esta asociación es de menester en la economía uruguaya actual,
ya que una gran variedad de bienes
y servicios, en particular los requeridos por empresas del sector primario, se
cotizan en dólares
estadounidenses.
La
pauta devaluatoria superó el 74 % el último año, propiciando un proceso
inflacionario, que cuantificado según el Indice de Precios Mayoristas, ha
alcanzado, el 70% anual. Sin embargo, el Indice de Precios al Consumo, que se
mide en base a una canasta diferente, muestra una depreciación anual de la
moneda inferior al 30%, a raíz de
la contención impuesta por un escenario recesivo[1].
Tanto
la crisis como la inflación, traen aparejadas nociones similares de
desequilibrio y desajuste. La primera a raíz del quiebre del equilibrio entre
la oferta y la demanda, mientras que la segunda se relaciona con el desajuste
ocasionado por la imposibilidad de la moneda de servir como unidad de medida, y
su impacto en el cálculo económico. A continuación se abordan más
concretamente estos aspectos.
2. EFECTO DE LA CRISIS Y LA INFLACIÓN EN LA INFORMACIÓN CONTABLE
Una crisis persistente afecta los mecanismos de toma de decisiones, y la interpretación de los actos económicos se evalúa en estos casos con parámetros diferentes. En efecto, para evaluar un determinado hecho económico, es factible que se tome como marco de referencia más las expectativas futuras que la situación imperante en la época en que los hechos se produjeron. La incertidumbre prevalece, a raíz del quiebre del equilibrio económico, y el propósito de supervivencia empresarial se impone sobre la obtención del beneficio, objetivo natural de las organizaciones.
Es en este contexto que la competitividad empresarial adquiere un rol aún más importante, si le cabe, que en escenarios normales o habituales, ya que los riesgos inherentes a procesos ineficientes crecen en forma significativa.
La necesidad de información aumenta, y es menester incorporar en los reportes contables los cambios acontecidos en el entorno, a efectos de posibilitar una correcta interpretación de la misma.
Con un razonamiento similar, la vivencia de un proceso inflacionario también modifica los parámetros con que se deberán interpretar los informes contables. La doctrina tradicional asimila el concepto de inflación al de “un fenómeno general continuo y acumulativo en los precios”. El alza generalizada de los precios, es un factor exógeno a las organizaciones, aunque forma parte del entorno económico de los entes. Es por ello, que su efecto deberá ser informado y expuesto, de forma tal que el usuario de la información, no se vea afectado ante omisiones que distorsionan la misma.
No
reflejar el efecto de la pérdida del poder adquisitivo de la moneda en la
información contable, inhabilita a la empresa a una correcta toma de
decisiones, ya que los bienes, derechos y obligaciones del ente
no se encuentran debidamente valuados.
En la medida que la inflación
afecta la situación patrimonial, económica y financiera de la empresa, tanto
presente como futura, será necesario reflejar los efectos de la misma, ya en
los reportes externos como en los informes de gestión.
En
procesos inflacionarios, la moneda nominal no es eficiente a la hora de reflejar
los actos económicos de las organizaciones, al perder
una de sus principales propiedades, que es la de servir como unidad de
medida. Es entonces que surge la moneda homogénea como elemento apropiado a la
hora de cuantificar los recursos consumidos y los ingresos obtenidos por las
organizaciones, así como para posibilitar una correcta valuación
del patrimonio.
El
adoptar el criterio de la moneda
homogénea como unidad de medida, trae aparejado la
cuantificación del impacto en el ente de la pérdida del poder
adquisitivo de la moneda.
No
es objeto de este artículo un análisis de tal impacto en forma global, sino
que sólo se hará referencia al efecto de la inflación, así como la
incidencia de la crisis, en la cuantificación de uno de los factores de costos:
el factor trabajo. Para ello se hará hincapié primeramente en el componente físico
del factor, y
luego se profundizará en el
análisis del componente monetario.
3. LA OCIOSIDAD Y EL FACTOR
TRABAJO
Es
posible asociar a Frederick Taylor como el precursor en el estudio de tiempos y
movimientos, así como en la
implementación de remuneraciones
asociadas a la productividad. Desde ese entonces se ha avanzado en el tema,
destacándose varios aportes significativos, como es el caso, entre otros, de
Charles Bedeaux, creador del sistema de incentivos que lleva su nombre, e
inventor de la unidad “B, también conocida como “unidad de trabajo” o
“unidad minuto- tiempo”
Sin
embargo, en avances posteriores, surge el cuestionamiento a la caracterización
clásica de la mano de obra como
variable o proporcional a los volúmenes de producción.
En
un marco de contrato de trabajo, ya sea implícito como explícito, generalmente
la legislación laboral asegura la permanencia del contrato así como los
derechos del trabajador. Esto significa que el empleador está obligado a
“comprar”, el tiempo de presencia que el empleado esté dispuesto a
“venderle”. La ruptura del contrato de trabajo por el empleador, trae
aparejado un alto costo de indemnización. Esto torna al trabajo, como un factor
de adquisición comprometida, posición sostenida por varios autores.
Hansen
y Mowen los denominan como “ gastos fijos comprometidos” y señalan
que hay un entendimiento implícito
que la organización mantendrá los niveles de empleo aunque existan bajas
temporales en la cantidad de actividad usada. Aunque sin diferenciar explícitamente
el “tiempo de presencia” del “tiempo productivo “, estos autores
sostienen que el “gasto
asociado” es independiente de la cantidad utilizada, al menos al corto plazo,
y como consecuencia, la cantidad de “gasto de recurso” permanece sin
cambios, por lo que aunque la “cantidad usada” varíe, esta categoría de
costos puede tratarse como fijos.
Enrique
Cartier, clasifica al factor trabajo no
sólo como de adquisición comprometida, sino que conjuntamente lo caracteriza
como un factor no almacenable, por lo que a su juicio, estas dos condiciones
tornan fijo al factor trabajo
para la empresa en su conjunto.
En
otro orden, Rodríguez Jáuregui, en Costos para Empresarios, al referirse al
comportamiento de la mano de obra productiva ante las variaciones
de los volúmenes de producción, afirma que
resultaría más apropiado incorporar el costo de la mano de obra
productiva como un factor estructural y no como proporcional.
Relacionando
los conceptos desarrollados anteriormente con la recesión imperante en ciertos
mercados, en particular en el Uruguay, en que las empresas están trabajando
ciertamente con niveles marcados de ociosidad, es posible afirmar que,
para la “unidad empresa”
en su conjunto, el factor trabajo se comporta como un factor de naturaleza fija,
esto es, no es sensible ante los cambios en los volúmenes de producción.
Si
se acepta entonces al trabajo como un factor de comportamiento fijo, cabe
cuestionarse entonces, si no es de orden la inclusión de los mismos a efectos
de la determinación de las ociosidades empresariales, las que como ya se ha
expuesto, suelen ser significativas en los escenarios de crisis.
Oscar
Osorio define la
capacidad productiva, como el volumen
de producción posible de alcanzar con una combinación dada de los factores
fijos de producción en un cierto tiempo, en cada una de las funciones y centros
de actividad en los que puede dividirse una unidad económica.
También
es posible definir la capacidad de producción como la potencialidad que tiene
una organización para generar productos, tanto bienes como servicios, que
impliquen una creación de valor.
Existen distintas formas de medir la capacidad, tales como Capacidad Teórica, Práctica, Eficiente, Normal, Real y Ociosa.
La
Capacidad Teórica es aquella capacidad máxima que en teoría se puede alcanzar
con la estructura de la empresa. Es una situación ideal, ya que no prevé la
existencia de demoras, esperas, paros de mantenimiento, etc.,
La
Capacidad Práctica Máxima es la que se puede lograr si se trabaja con toda la
potencia productiva disponible, es la capacidad teórica adaptada a la realidad,
contemplando las interrupciones normales de la operativa diaria de la empresa.
La
Capacidad Real es el nivel de actividad real medido ex-post en un período de
tiempo determinado.
La
Capacidad Eficiente es el nivel de actividad previsto con el cual la empresa
estima alcanzar su volumen de operaciones más eficiente posible, aunque no
llegue a utilizar la capacidad máxima. Es la producción que se prevé alcanzar
en el modelo standard. Depende de una decisión de la dirección, condicionada
por aspectos tales como la demanda del mercado, políticas de stock,
posibilidades de abastecimiento, disponibilidades de mano de obra y fuentes de
financiamiento. Determina el grado de uso de los factores fijos y variables en
el período. Al fijarse el nivel de actividad se está decidiendo el uso de la
capacidad para un determinado período de tiempo.
La
Capacidad Normal es la capacidad promedio utilizada por la empresa en el
transcurso de varios ejercicios económicos. La capacidad normal es definida por
la NIC 2 como la producción que se espera conseguir en circunstancias normales,
considerando el promedio de varios períodos o temporadas, y teniendo en cuenta
la pérdida de capacidad que resulta de las operaciones previstas de
mantenimiento.
La
Capacidad Ociosa representa aquella parte de los factores fijos estructurales u
operativos no utilizados en la producción. Puede ser expresada como la
diferencia entre la producción práctica máxima que se puede alcanzar y la
producción realmente efectuada.
Antes
de vincular los conceptos arriba señalados con el factor trabajo, se precisará
la terminología adoptada en el presente desarrollo:
Horas
hombre productivas: Es el tiempo, medido en horas, en que el operario está
realizando un trabajo efectivo, o debe esperar para acompasar el ritmo de otros
factores intervinientes en el
proceso productivo.
Tiempo
improductivo: es como se denominará al tiempo que la empresa remunera al
trabajador sin que éste
realice tareas, por motivos ajenos al proceso o a una decisión
empresarial, tales como los tiempos de descanso para el almuerzo, interrupciones
naturales, feriados pagos, etc.
Tiempo
ocioso: es el tiempo que el obrero, aún estando a disposición de la empresa,
no realiza tareas, a raíz de una baja temporal del nivel de actividad
Es
usual encontrar en la bibliografía
relacionada, dos tratamientos diferentes en relación al tiempo improductivo. El
primer tratamiento consiste en cargar el tiempo improductivo dentro del
componente físico (tiempo requerido), y cuantifica el componente monetario del
factor en base a horas de presencia. La otra posición adoptada, considera las
cargas mencionadas dentro del componente monetario, y determina ambos
componentes del costo, cantidad y precio, en función de las horas productivas.
Sin
embargo, en base a las diferentes definiciones de capacidad desarrolladas up
supra, parecería lógico plantear la asociación del tiempo improductivo, con
el concepto de Capacidad Práctica Máxima: Un obrero, en una jornada laboral de
8 horas, cumplirá un tiempo de presencia (Capacidad Teórica) de 480 minutos,
pero la Capacidad Práctica Máxima generalmente no alcanzará los 420 minutos.
La
diferencia entre las capacidades Teórica y Práctica Máxima, queda reflejada
en el componente monetario del factor trabajo.
Si
la Capacidad Ociosa representa aquella parte de los factores fijos no empleados
en el proceso productivo, es de orden incluir en la misma la cuota parte del
factor trabajo no utilizado en la producción, esto es, las horas de presencia
que sin ser tiempo improductivo, no
deben incorporase al producto (tiempo ocioso)
Queda
entonces cuestionarse, la validez de las variaciones clásicas
de mano de obra en el sistema standard: Variación Cantidad, también
conocida como Variación Técnica, y Variación Precio.
Si
se acepta que el factor trabajo, en ciertos entornos económicos, es un recurso
de naturaleza fija, le cabe entonces un análisis de variaciones asimilable al
de los equipos productivos, y le corresponderá determinar tres
variaciones o desvíos: Variación Presupuesto, Variación Capacidad y Variación
Eficiencia. Asimismo aparecerá la Variación de la Capacidad Ociosa anticipada
vinculada al factor trabajo.
A
efectos de aclarar los conceptos expuestos se desarrollará un breve ejemplo:
Suponga
que el presupuesto asignado al factor trabajo asciende a $ 1.800.000, para una
Capacidad Eficiente de 80.000 horas hombre productivas. Se
conoce además que la relación tiempo-producto es de 1,5 horas y que la
Capacidad Práctica Máxima es de 90.000 horas.
En
una postura clásica, en la que no se considerara
la Capacidad Ociosa, la hoja standard se define en base a la Capacidad
Eficiente, por lo que quedará fijada como:
Cantidad |
Precio |
Costo |
1,50 |
22,50[2] |
33,75 |
Si
los datos reales, una vez finalizado
el período sujeto a análisis, ascienden
a 78.000 horas hombre productivas, para una producción de 50.000 unidades,
devengándose un costo real de $ 1.890.000, los desvíos podrán calcularse
como:
Variación
Cantidad = (Cantidad Real – Cantidad Standard) x Precio Standard
Variación
Cantidad = (78.000 – 50.000 x 1,5) x 22,5 = 67.500
Variación
Precio = (Precio Real – Precio Standard)
x Cantidad Real
Variación
Precio = (1.890.000/ 78.000 – 22,5) x 78.000 = 135.000
Si
por lo contrario se optase por cuantificar la Capacidad Ociosa, la hoja standard
se formulará en base a la Capacidad Práctica Máxima:
Cantidad |
Precio |
Costo |
1,50 |
20[3] |
30 |
La
Capacidad Ociosa Anticipada, queda definida por la diferencia entre la Capacidad
Práctica Máxima y la Capacidad Eficiente:
Capacidad
Ociosa Anticipada (COA) = (90.000 –80.000) x 20 = 200.000
Al
momento del análisis de los desvíos, se determinará en primer lugar la
variación de la Capacidad Ociosa Anticipada.
Variación
COA = (Monto devengado Mano Obra - Monto Presupuestado) x horas
de ociosidad previstas / capacidad práctica máxima
Variación
COA = (1.890.000 – 1.800.000) x 10.000 / 90.000 = 10.000
La
variación del costo de la capacidad ociosa anticipada es un concepto ex-post que corrige únicamente el componente
monetario, no afectando el
tiempo de ociosidad previsto. Se
desprende entonces que la variación del precio standard
de la hora es de $1
Luego
es posible calcular las variaciones de Presupuesto, Capacidad y Eficiencia,
asignables a la producción. La suma da las tres variaciones deberá coincidir
con el desvío global, que como se expone asciende a $ 180.000
Costo
Standard = 50.000 x 30 = 1.500.000
Costo
resultante sin ociosidades = 1.890.000 – 200.000 – 10.000 = 1.680.000
La
Variación Presupuesto se define como:
Variación
Presupuesto = Monto devengado Mano Obra - Presupuesto Mano Obra
Variación
Presupuesto = (1.890.000 – 200.000 – 10.000) - (1.800.000 - 200.000)
Variación
Presupuesto = 80.000
Para
el cálculo de la Variación
Presupuesto, se considera el monto del factor trabajo
neto de los cargos a ociosidades anticipadas. Obviamente la desviación
coincide con una incidencia de $1 por hora, tal como fue calculada en el punto
anterior.
La
Variación Eficiencia queda definida como:
Variación
Eficiencia = (Capacidad Real – Capacidad Standard) x Precio Standard
Variación
Eficiencia = (78.000 – 50.000 x 1,5) x 20 = 60.000
La
Variación Eficiencia indica los desvíos en la eficiencia del factor trabajo
en relación con la definida en el standard, se centra
en contestar ¿cómo se trabajó?.
En
el ejemplo se observa que la producción ha sido ineficiente, requiriendo un
mayor tiempo, que la establecida en
el standard.[4]
La
tercer variación, la Variación Capacidad se define:
Variación
Capacidad = (Capacidad Eficiente – Capacidad Real) x Precio Standard
Variación Capacidad = (80.000 - 78.000) x 20 = 40.000
La Variación Capacidad, es la que indicará si el nivel de uso del factor trabajo ha sido eficaz y cuáles fueron los desvíos en relación con el nivel de trabajo prefijado por el standard. Responde a la pregunta ¿cuánto se trabajó?.
En el ejemplo planteado, el uso del factor trabajo fue menor al prefijado como eficiente, generándose tiempos ociosos no previstos, que se asociarán a la denominada Capacidad Ociosa Operativa, y complementarán a la Capacidad Ociosa Anticipada.
El cargo total a resultados por ociosidades del factor trabajo, ya sea por concepto de costo o de desvío, será la diferencia entre la Capacidad Práctica Máxima y la Capacidad Real. Por lo que el monto total de pérdidas por ociosidades alcanza la suma de $252.000, producto de las 12.000 horas a un precio de $21 por hora ($20 precio Standard + $1 de desvío)
La
Capacidad Ociosa Total es a su vez resultado de la sumatoria de dos conceptos:
la Capacidad Ociosa Anticipada (concepto ex-ante) y la Capacidad Ociosa
Operativa (concepto ex-post)
La
Capacidad Ociosa Anticipada fue calculada en un costo standard de $200.000,
reconociéndole un desvío de $10.000.La Capacidad
Ociosa Operativa, se determinó a un
costo standard de $40.000. Es posible adjudicar, parte de la variación
presupuesto, a los desvíos a la ociosidad
operativa, que en este caso ascienden a $2.000 [5].
Se
tendrá entonces un costo total por
ociosidades de $240.000 (correspondientes a las 10.000 horas anticipadas más
las 2.000 horas operativas), conjuntamente con desvíos del orden de $12.000
($10.000 de ociosidades anticipadas y $2.000
operativas), totalizando entonces, el cargo a resultados de $252.000 ya
calculado.
4. LA INFLACIÓN Y EL FACTOR TRABAJO
Como
se expuso anteriormente, los procesos inflacionarios generan distorsiones en la
información contable, por lo que se deberá recurrir a diversas técnicas a
efectos de una correcta exposición de las cifras informadas.
En
este capítulo se analizará la cuantificación del componente monetario del
factor trabajo.
En
economías con depreciaciones significativas de la moneda, la financiación de
terceros puede incluir un
sobreprecio de inflación, o la incorporación de intereses implícitos por
parte del agente que financia la operación. La doctrina contable ha tomado
posición al respecto, recomendando la segregación de sobreprecios e intereses
implícitos.
Son
escasas las fuentes de financiamiento que no se encuadran en lo antes expuesto.
La financiación del factor
trabajo, ya sea por el propio trabajador, o por los organismos recaudadores de
las cargas provisionales, son unas
de las pocas excepciones a la regla general.
Si
se acepta que la financiación del factor trabajo, en períodos inflacionarios,
genera resultados asociados a dicha financiación, parecería lógico plantear,
que a los efectos de gestión, este resultado se asocie al costo del mismo.
Las
distintas partidas que se incluyen dentro de los pasivos asociados al factor
trabajo poseen diferentes plazos de
financiación. Algunos rubros son financiados durante períodos breves de
tiempo, como las remuneraciones líquidas
y los aportes a los organismos de
previsión social. Otras partidas son financiadas durante períodos más
prolongados, como el financiamiento del sueldo anual complementario o la suma
para el mejor goce de la licencia.
A
su vez dichas partidas se clasifican en monetarias y no monetarias, dependiendo
si naturalmente ya se encuentran expresadas en una
moneda de cierre o si están
sujetas a cláusulas de ajuste.
a)
Tratamiento de los Pasivos monetarios asociados al factor trabajo
Los
pasivos monetarios, en economías
inflacionarias, generan una ganancia por exposición a la inflación, llamada
resultado por desvalorización monetaria (RDM)
El
tratamiento usual de la doctrina a estos resultados, es la exposición de este
resultado dentro del capítulo de
resultados financieros. Sin embargo, ante un mayor requerimiento de apertura de
los rubros contables a efectos de gestión, así como la correcta cuantificación
de los recursos consumidos por las organizaciones, puede ser significativo la
asociación del RDM con el recurso que generó el endeudamiento.
Tal
sería el caso de los pasivos asociados a remuneraciones líquidas, aportes a la
seguridad social, y toda partida proporcional a lo realmente percibido por el
trabajador.
Los distintos componentes de la
Mano de Obra, asociados a pasivos
monetarios, en moneda nominal, son posibles de
definirse como b1...... bn..
Siendo
B el monto devengado por el factor trabajo asociado a los pasivos monetarios
relacionados.
Para
determinar el efecto del financiamiento en el costo de un
bi genérico, se deberá
cuantificar el RDM
generado por dicho financiamiento.
A
los efectos del cálculo del RDM asociado a bi
se tomará el momento en que el
crédito es exigible (moneda de pago), determinándose como:
RDM
asociado a bi = bi x (Indice de pago/ Indice prom. devengamiento
–1)
donde la fecha de origen de bi es el promedio del período de
devengamiento de la mano de obra.
A
efectos de deducir el RDM del costo de bi, se deberán expresar ambas partidas
en moneda homogénea.
Al ser diferentes los plazos de pago de los diversos bi,
se opta por una moneda de un momento
de tiempo anterior o posterior a la fecha de pago, que se denominará moneda de
momento k (moneda k )
RDM asociado a bi en moneda k = bi x ( I
pago / I prom. devengamiento – 1) (I k/ I pago) (1)
Siendo
Ik el Indice en el momento de tiempo k
Si
se expresa Bi, también en moneda del momento k se tiene:
Bi en moneda k = bi x I k / I prom
Devengamiento (2)
El
costo de bi , neto de RDM, en moneda del momento k, (bi k) se obtendría
restando (2) – (1)
Costo
neto bi k = bi x I k
/ I prom deveng.- bi x (I pago/ I prom. deveng. – 1) (I k/ I pago)
Sacando
bi de factor común
Costo
neto bi k = bi x (Ik / I prom deveng.-(I pago
/ I prom. deveng.) (Ik/ I pago) + Ik / Ipago)
Operando,
se anulan los dos primeros términos del paréntesis multiplicador de bi, por lo
que:
Costo neto de bi k = bi x I k / I
pago (en moneda del momento k)
(3)
Generalizando, el costo del factor trabajo, neto de RDM, para los
componentes de la misma financiados
por pasivos monetarios, se puede
resumir mediante la siguiente ecuación:
n
Costo
Neto de B= E
bi x I k/ I pago de bi
(en moneda momento k)
A
efectos de ejemplificar lo expuesto, se desarrollará el siguiente caso:
Corresponde
a aportes a la Seguridad
Social por remuneraciones marzo/02
bi
= $100.
Fecha
de pago: 15/4 |
|
|
|
|
|
Indice promedio marzo |
105.0 |
|
Indice 15 de abril |
117.6 |
|
Indice 31 de octubre |
147.0 |
|
|
|
|
|
|
|
RDM
por financiamiento = |
100 (117.6/105 -1) = |
12 |
|
|
|
En
moneda de octubre
(k=31 de octubre) |
|
|
Aportes = |
100 x 147/105 = |
140 |
RDM
= |
-12 x 147/117.6 = |
-15 |
Costo Neto de Aportes |
|
125 |
Al
mismo resultado se llega
aplicando la fórmula (3):
Costo
Neto de Aportes = 100 x (I k / I pago) = 100 x 147/ 117.6 = 125
b)
Tratamiento de los Pasivos no
monetarios asociados al factor trabajo
Son
pasivos asociados a remuneraciones tales como salarios en moneda extranjera,
sumas para el mejor goce de la licencia, y las remuneraciones en especie. Estos
pasivos poseen como característica común la posibilidad de cambios en la
cuantificación de los mismos en moneda nominal.
Dichos rubros, por estar sujetos a reajuste se encuentran expresados en una moneda actualizada. La tenencia de estos pasivos, no genera RDM, sino un resultado por tenencia. Fowler Newton al referirse a las partidas de provisiones para afrontar el pago de vacaciones y de indemnizaciones a viajantes por clientela expresa que: “en rigor, este es un resultado de tenencia, generado por el hecho que el pasivo asumido haya modificado su saldo en moneda constante”.
Dicho resultado en moneda del momento k, responde a la diferencia entre el valor corriente de la deuda al momento k, y el valor histórico de la misma ajustado por el Indice general de precios a dicho momento.
Resultado por tenencia= Valor corriente
deuda – Valor Histórico Ajustado
En
un razonamiento análogo al desarrollado en el punto anterior, estos resultados
por tenencia deberán asociarse al costo del factor trabajo, disminuyendo o
incrementando el mismo según corresponda.
Ejemplo:
supóngase que se remunera a ciertos técnicos
en una moneda distinta de la moneda funcional de la organización sujeta
a análisis, por un monto líquido de US$ 10.000.
La
evolución del tipo de cambio, y del Indice General de Precios se muestran a
continuación:
Fecha |
IGP |
Tipo
Cambio |
15-Mar |
100 |
12 |
31-Mar |
110 |
14 |
Al
31 de marzo, fecha de hacer efectivo el pago de las retribuciones, el pasivo
asumido varió su valor en moneda corriente.
Se
deberá cuantificar entonces el resultado por la tenencia de ese pasivo
Ajustado |
10.00 x 12 x 110/100 |
132.000 |
Corriente |
10.000x14 |
140.000 |
Resultado
tenencia |
|
-8.000 |
En
este ejemplo, se obtiene una pérdida por tenencia de pasivos en dólares, a raíz
de la brecha existente entre la evolución del tipo de cambio y del deterioro de
la moneda. La doctrina tradicional suele reflejar esta defasaje como un
resultado financiero y se incluye dentro de la diferencia de cambio real, o
resultados por tenencias de pasivos en moneda extranjera. Sin embargo, parece más
apropiado a nivel de gestión, asignar esta diferencia al costo del factor
trabajo. Idéntica comparación deberá efectuarse con los aportes a los
organismos recaudadores de la seguridad social, y toda partida proporcional a lo
retribuido en la moneda extranjera.
Aunque
la metodología propuesta no ofrece mayor dificultad a la hora de determinar el
componente monetario del factor trabajo en un modelo resultante, puede volverse
compleja a la hora de aplicarla a un modelo standard.
Existen
diversas posiciones con respecto al tratamiento del costo standard en mercados
con procesos inflacionarios significativos:
Algunos
autores optan por ajustar
el precio standard a valor
corriente o de reposición.[6]
Oscar
Osorio, al referirse al Precio Standard sostenía
que una de las características de este sistema es lograr una
cierta permanencia de los standards, incluidos los monetarios, aunque la
vigencia de los mismos se haya reducido a períodos cada vez mas cortos. Si la
proyección de los precios se ha efectuado con mucha aproximación a la realidad
futura, esta característica se mantiene y
su uso aún presta utilidad, pues en este caso se aproxima al precio de reposición.
Aplicando
la metodología analizada previamente, en un Sistema de Costo Standard, la
determinación del efecto del financiamiento de las partidas que integran
el factor trabajo, debería calcularse
al momento de fijar la hoja standard. También en este caso el RDM asociado al
financiamiento del factor trabajo, así como los resultados por tenencia se
deberían deducir del precio del dicho recurso.
Si
se acepta como técnica, ajustar la Hoja Standard al inicio del período,
se hará sobre la base de
índices presupuestados. Queda cuestionarse entonces, la elección del
momento de tiempo en que va
a expresarse dicho precio. Aunque en una primera instancia parecería
apropiado elegir una fecha promedio del mes, ya que los ingresos y costos
generalmente se devengan en forma homogénea durante el mismo, se opta por
expresar la hoja al fin del mes o
del período de análisis , ya que es entonces
donde es posible medir los desvíos y por consiguiente evaluar la gestión.
Para
efectuar los ajustes correspondientes, se deberá estimar
la evolución del Indice salarial, como así también el Indice General
de Precios. Pero en la medida que se
parte de índices presupuestados, tanto el general como el específico de los
salarios, existirán desvíos entre éstos
y la evolución real de los mismos.
Al
finalizar cada período presupuestado, es posible determinar
la inflación realmente ocurrida, así como los aumentos reales de
salarios en el caso de corresponder; pudiendo de esa forma determinar el ajuste
real.[7]
Esto implica distinguir, en la
variación presupuesto del factor trabajo , los desvíos ocurridos por
diferencias de cobertura.
5. CONCLUSIONES
Es
sabido que en los últimos años los requerimientos de información para la toma
de decisiones se han visto incrementados. Corresponde entonces la incorporación
de los cambios acontecidos en el entorno en los reportes
contables, ya sean internos o externos.
Sin duda, cada organización se verá afectada de una forma particular y propia ante escenarios de crisis e inflación. Es por ello, que cada empresa deberá optar por la elección de las técnicas a aplicar, según sus particularidades, a efectos de la determinación del costo del factor trabajo. Se deberá tener en cuenta entonces, la relación costo beneficio que la metodología propuesta pueda brindar.
En
cuanto a la determinación de las ociosidades vinculadas al factor trabajo se
destaca la importancia de una
adecuada exposición de las capacidades utilizadas y no utilizadas,
conduciendo a una mejor comprensión de los costos asociados a cada una
de ellas .A su vez, la revelación de
la capacidad no utilizada debería impulsar a los altos ejecutivos a la búsqueda
de formas alternativas para la reducción de los costos de ociosidad.
Obviamente
la utilidad de cuantificar las variaciones ocurridas, tiene sustento en un análisis
e interpretación de las mismas. Sin embargo, sabido es que en el plano de la
realidad, la complejidad de las interrelaciones dinámicas
de las variables es más rica que el análisis de los desvíos. Por
ejemplo, la variación eficiencia
podría ocultar ociosidades, a raíz de un enlentecimiento de los tiempos
propiciado por una baja en el nivel de actividad.
Por
otra parte, en los países de la región se están buscando alternativas
que tiendan a flexibilizar la relación laboral, con el objetivo de
reducir costos (y por ende las ociosidades de referencia) a efectos de
lograr una mejora de la
competitividad empresarial
En
cuanto al análisis del factor trabajo en un contextos inflacionarios, cabe
mencionar que el efecto del financiamiento asociado al costo de estos recursos,
será mayor en los meses distantes al
momento de hacer efectivo el pago al trabajador[8]
Sin
embargo, el efecto del financiamiento, puede diluirse en la medida que se
minimicen los ajustes salariales. En este caso la pérdida del poder adquisitivo
de los salarios resulta, por el propio proceso inflacionario, más relevante que
el efecto ocasionado por el propio financiamiento.[9]
El
impacto de la inflación en una organización no dependerá de la cuantía
alcanzada por el Indice General de Precios, sino de la
estructura de activos y pasivos de cada ente. La misma premisa es
aplicable al momento de asociar el efecto del financiamiento del factor trabajo,
con el costo del mismo. La materialidad de dicho cálculo dependerá, más que
de la magnitud de la tasa de inflación, de
la forma en que cada empresa remunera a sus empleados. Esta
puede variar tanto en el tipo de remuneración (moneda extranjera,
salarios en especie, y otras), como así también en
la periodicidad y calibre de los
aumentos que percibe el trabajador.
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1992.
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[1] Paralelamente, se produce una deflación interna del dólar.
[2] Obtenido como cociente entre el presupuesto ($ 1.800.00) y la capacidad eficiente ( 80.000 hs)
[3] Obtenido como cociente entre el presupuesto ($ 1.800.00) y la capacidad práctica máxima ( 90.000 hs)
[4] Para una producción eficiente se requerían 75.000 horas.
[5] 2.000 hs * $1
[6] Costo para Empresarios, Gimenez y Colaboradores
[7] Nótese que el Indice real al 31 de diciembre, necesario para el ajuste de partidas como el sueldo anual complementario, sólo será posible conocerle luego de finalizado el año civil
[8] Siempre que se traten de partidas asociadas a pasivos monetarios
[9] Esta afirmación se ve relativizada cuando las remuneraciones en especie son significativas o ante salarios pagados en una moneda extranjera de poder adquisitivo superior a la moneda funcional de la organización sujeta a análisis
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Contador
Público (Universidad de la República, Uruguay). Postgrado en Costos y
Gestión (Universidad Nacional de la Plata y IAPUCO, Argentina). Ha
realizado estudios de especialización en Gestión de la Industria Turística
(ICA, Japón). Es Profesora Adjunta de la Cátedra de Contabilidad de
Costos de la Universidad de la República. Directiva de la Asociación
Uruguaya de Costos. Secretaria de la Comisión de Costos del Colegio de
Contadores, Economistas y Administradores del Uruguay. Miembro
integrante de la Comisión Técnica en el área de Investigación Contable
de la XXIV Conferencia Interamericana de Contabilidad.
Autora de diversos artículos y publicaciones, tanto a nivel nacional
como internacional. |