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V. ARTÍCULOS DIVERSOS SOBRE CONTABILIDAD DE GESTIÓN

Indice

 

 

 

TECNICAS  DE  GESTION  DE  INFORMACION  PARA  APLICAR  CON  EXITO  LA  CALIDAD  TOTAL

 

José Alvarez López

(Diario Cinco Días: 27 de Julio de 1995)

 

 

     Concepto actual de calidad

                       

     El concepto de calidad en cualquier organización ha evolucionado mucho en los últimos años; desde la mera inspección del producto para rechazar las piezas y productos defectuo­sos, se pasó posteriormente a un control estadístico de la calidad (ambos con un enfoque interno), hasta llegar a la situación actual basada en que la calidad la definen los clientes. Como hemos indicado en el Documento nº 11 emitido por la Comisión de Contabi­lidad de Gestión de AECA: "Costes de calidad", el término calidad engloba principios como el de satisfacer de la mejor forma posible las necesidades de los clientes, y ello con los mínimos costes, y a través de un personal bien motivado, tal ­como viene ya ocurriendo en España con importantes empresas tales como BBV, Iberdrola, Ford España, etc.

 

     La calidad es un estilo de gestión que afecta a todos los colabora­dores de la empresa y que persigue producir al menor coste posible productos y servicios que satisfagan las necesida­des de los clientes, y que simultáneamente busca la máxima motivación y satisfac­ción de los empleados.

 

     Para la adecuada gestión de la calidad, además de enfocar todas las actividades de la organización hacia la satisfacción de los clien­tes, es preciso además, conseguir la motivación de todos los empleados y basarse en el liderazgo activo de la dirección, la cual debe asumir este proceso con el compromiso y entu­siasmo que requiere un factor estratégico tan importante para la competiti­tividad de la empresa como es el enfoque de la calidad total.

 

     Orientar la gestión de la calidad total hacia el clien­te.

 

     La calidad debe estar necesariamente relacionada con el uso y el valor que satisface el requerimiento de los clientes; en esta pers­pectiva, la calidad implica un nivel de excelencia en todos los campos de la empresa.  La calidad y el servicio al cliente constitu­yen ventajas competitivas duraderas: factor de diferenciación y fuente de disminución de costes.

 

     Enfocar y dirigir la empresa según la filosofía de la calidad total es, en esencia, pilotar la organización con la mirada puesta en el cliente.  Hay que considerar estratégicamente la calidad como eje central de la empresa, con la implicación directa de unos empleados motivados hacia dicha finalidad.  La mejora de los procesos tiene por objeto conseguir productos y servicios de acuerdo con las necesidades y expectativas de los clientes: en precio, prestaciones, fiabilidad, seguridad, rapidez y servicio postventa.

 

     La calidad no sólo de los productos, sino también del servicio al cliente es la mejor herramienta de esta década; la organización debe esforzarse continuamente en satisfacer lo mejor posible los deseos y necesidades de los clientes e incluso anticiparse a sus expectati­vas, diferenciándolas según el segmento al que pertene­cen. Procurar que los productos y servicios suministrados superen las expectati­vas de los consumidores a fin de lograr su adecuada fidelización.

 

     En resumen, desde el punto de vista del cliente la calidad total representa la interacción de los siguientes elementos:

                       

     -  Calidad del producto y/o servicio, si bien los atributos del producto no represen­tan el único factor que motiva al cliente para permanecer en una organización.

     -  El precio del producto, que deberá estar en relación con las prestaciones ofrecidas; no deberá incluir el coste de la no calidad, puesto que el cliente únicamente pagará el precio que considere razonable.

     -  Servicio de respuesta y entrega a la mayor brevedad posible.  En la actualidad, la capacidad de respuesta y el tiempo empleado en ella se pueden considerar como una ventaja competitiva.

     - Seguridad y confianza en la propia organización. Es importante para los clientes la seguridad, solvencia y prestigio de la empresa; esto implica a todos los empleados de la empresa en un proceso de mejora continua.

     -  Calidad en el servicio postventa para aumentar la satisfacción del cliente; en muchos casos puede representar una ventaja competitiva.

 

     Motivación de los recursos humanos para la obten­ción de la calidad total

 

     La implantación de un sistema de calidad en la empresa supone el inicio de un proceso dinámico de mejora continua que comienza en un compromiso con la calidad asumido sin reservas por toda la organización, tanto directivos como empleados.

 

     La implantación de una gestión de calidad que origine ventajas competitivas requiere la creación y fomento de una cultura organiza­tiva integral que se base en la excelen­cia de un buen servicio al cliente, lo que implica la correcta motivación de todo el personal de la empresa hacia dicha finalidad. Una adecuada motivación de los recursos humanos orientados a la obtención de la calidad total en beneficio del cliente implica:

 

     -  Correcta selección del personal, atendiendo a su capacidad personal y a la posibili­dad de integrarse en la organización orientada a la calidad total.

     - Adecuada formación. Debe tener un marcado valor integrador de los conceptos de calidad, servicio y atención al cliente.

     - Comunicación fluida: que todos los empleados conozcan, acepten y compartan los objetivos de la empresa orientados a la obtención de la calidad total.

     - Participación, no sólo en el proceso de información, sino también en la determi­nación de sus propios objetivos y su correspon­diente control.

     -  Integración en la cultura o filosofía de la organización, así como en los objetivos de calidad y mejora continua hacia la excelencia empresarial.

 

     Obtención de información para la gestión de la cali­dad.

 

     Como es obvio, para poder satisfacer correctamente a los clientes es necesario conocer, en primer lugar, sus necesidades y expectati­vas; si no sabemos lo que los consumidores o usuarios desean recibir, será difícil darles lo que quieren.  La organización debe saber en todo momento, y comprobar:

 

     -  Que se están satisfaciendo correctamente las necesidades y gustos de los clientes.

     -  Que la calidad de los productos y servicios suministrados se adapta perfecta­mente a las expectativas de los clientes.

     -  Que se conocen claramente los principales motivos de compra de los clientes: precio, calidad, servicio, rapidez ...

     -  Que se están ofreciendo a los clientes las características y atributos de los productos y servicios que implican una ventaja competitiva.

     -  Que las cuotas de mercado de cada producto aumentan (o al menos se mantienen) y la contribución de cada segmento seleccionado se incrementa.

 

     Para comprobar todo ello, la empresa realiza investigaciones periódicas de mercado que permitan conocer las necesidades, deseos, expectativas :y principales motivos de compras de los clientes.  Todos estos datos e informes se pueden obtener a través de dos fuentes principales:

        

     -  Internas, de la propia  organización, a base de entrevistas con determinados clientes, encuestas, registros contables, publi­caciones especializadas...

     -  Ex­ter­nas, pro­ce­den­tes de empresas de servicios especializadas en estudios de mercado que facilitan toda clase de informes sobre segmentos de clientes.

 

     A través del benchmarking, la organización puede investigar las mejores prácticas en empresas consideradas excelentes (competidoras o no) que ayuden a mejorar la calidad en aquellas actividades y procesos que puedan aumentar el valor añadido para el cliente.

 

     Todos los datos e informes obtenidos deben ser adecuadamente integrados en una Base de Datos de Clientes, la cual representa un subsistema de información que recoge la situación actualizada de cada cliente, sus transacciones con la empresa, así como sus necesidades, deseos y expectativas.

 

     Como razonamos en nuestra colaboración anterior en Cinco Días (25-Mayo-95) "La gestión del valor del producto como medio para fidelizar el cliente", lo importante no es obtener multitud de datos e infor­mes; lo auténticamente relevan­te es analizar e inter­pretar correc­ta­mente los mis­mos.  Es un proceso que realiza la contabi­lidad de direc­ción estraté­gi­ca, con un enfoque sistémi­co (visión integra­dora de la organi­za­ción en la que todos sus compo­nentes interac­túan armó­ni­camente para alcanzar los objeti­vos corporati­vos) y un planteamiento holístico (visión globali­za­dora de los mercados que exige un análi­sis de la situación de la em­presa a nivel mundial, por ejemplo, conside­rar el impac­to y volatilidad de los tipos de cambio y de interés de los diversos países).