EL CAMBIO DE CILINDRADA DE LA CONTABILIDAD DE GESTION
Jesús Lizcano Alvarez
(Diario Cinco Días: 23 de Abril (1) - 24 de Abril (2) de 1992)
En nuestra opinión,
sería estéril entrar en este momento en disquisiciones respecto a quién
ejerce un mayor protagonismo de cara a la consecución del bienestar, si las
decisiones macroeconómicas o las microeconómicas. En cualquier caso, y
utilizando unos términos del ámbito automovilístico, podríamos representar
el bienestar económico como un automóvil, respecto al cual asemejaríamos la
macroeconomía o las decisiones macroeconómicas con el conductor del vehículo,
y las decisiones o realizaciones microeconómicas -fundamentalmente
empresariales-, con el motor que impulsa dicho automóvil. Dentro de esta
"figuración" no queremos, por lo tanto, entrar en pronunciarnos sobre
lo que es más importante para que "ande" bien y rápido un automóvil,
si el conductor del mismo o el motor que lo impulsa.
Y decimos que no
deseamos entrar en disquisiciones porque creemos, en todo caso, que en esta última
década del siglo se están dando y se van a dar factores macroeconómicos y
microeconómicos que, tanto unos como otros, van a permitir en buena medida un
mayor impulso a ese "carro" del bienestar económico.
En lo referente, en
primer lugar, a esa "conducción" del sistema económico que
determinan las decisiones a nivel "macro", hemos de señalar el
surgimiento en estos últimos tiempos de variables que de forma sustantiva van a
permitir impulsar -y no creemos tener una visión extremadamente optimista al
respecto- ese nivel de bienestar y contribuir a optimizar el correspondiente
devenir económico. En ese sentido cabe recordar, por ejemplo, la
"apertura" y homogeneización en curso del sistema económico a nivel
internacional, fomentada, en primer lugar, por la desaparición de los grandes y
otrora enfrentados bloques políticos, que viene a promover un cierto grado de
normalización u homogeneización tanto de los oferentes como de los demandantes
o consumidores a nivel mundial, lo cual va a permitir el desarrollo de una
internacionalización de muchas operaciones económicas y financieras, con las
consiguientes sinergias y economías de escala supranacionales, que, en fin, es
de suponer hagan mucho más rentables los desarrollos tecnológicos de muy
diverso espectro que se vienen dando en estos últimos lustros.
En este nuevo orden económico, caracterizado entre otras cosas por su
dinamismo -y con una cierta dosis de "turbulencia"-, adquiere especial
protagonismo la información que se pueda generar, tanto en los niveles macro
como microeconómicos. La potenciación de la demanda y de la oferta de esta
información, las cuales vienen experimentando en estos últimos tiempos un
espectacular desarrollo -tanto extensivo como intensivo- a todos sus niveles, se
hace así imprescindible de cara a una optimización, tanto en tiempo como
en
contenido, de las correspondientes decisiones económicas que se van a tomar en
esos mercados y sistemas económicos, cada vez por lo tanto más abiertos.
Esta tendencia
macroeconómica, tanto nacional como internacional, se va a ver, por otra parte,
potenciada por la integración y homogeneización política, materializada de
facto en una convergencia de muchos sistemas socioeconómicos nacionales,
en base, por ejemplo -y como caso más sustantivo- a la próxima apertura (1993)
del Mercado único europeo, que se ampliará aún más muy previsiblemente en
los próximos años, y que de alguna manera va a influir, en todo caso, en el
mercado correspondiente a los antiguos países del Este, cuyos sistemas económicos
van a estar fuertemente condicionados por la evolución de dicho mercado.
Dentro del terreno microeconómico, por otra parte, se han registrado
importantes cambios y avances en estos últimos años. En el ámbito de los
procesos de producción empresariales se vienen desarrollando en estos últimos
tiempos muy importantes cambios tecnológicos, con espectaculares avances en la
aplicación de la informática, en particular, que vienen originando
modificaciones sustanciales en los procesos productivos de las empresas. Así,
es ahora común que muchos procesos productivos tengan sistemas de control en
tiempo real, estén digitalizados, y tengan implementadas funciones tanto
productivas como de control, asistidas por ordenador.
Estos avances tecnológicos vienen a suponer cambios de todo tipo, tanto
en el diseño como incluso en la filosofía de la organización de la producción,
y en la práctica van a dar lugar dentro de la presente década a un importante
"cambio de cilindrada" (manteniendo los términos automovilísticos)
en la generación de información relativa a estos procesos internos de producción
o de generación de valor por parte de las unidades empresariales. Se trata, por
lo tanto, de un redimensionamiento de la Contabilidad de Gestión, que es, en
definitiva, la disciplina que se ocupa fundamentalmente de generar la información
-al igual que su control- relativa a dichos procesos internos. Así, este
"cambio de cilindrada" puede suponer -en el sentido que señalábamos
al comenzar estas líneas- una mayor potencia para ese motor que viene a
impulsar el supuesto automóvil del "bienestar económico".
Dentro de este contexto general, los cambios citados habidos en los
procesos productivos, acompañados, por otra parte, de importantes
modificaciones en los sistemas de organización de las empresas, están
determinando modificaciones asimismo importantes en la estructura de los costes
de las empresas. Mientras que en los sistemas productivos tradicionales la mayor
parte de los costes empresariales eran "directos", esto es, de
asignación inmediata y fácilmente medibles en relación con unos u otros de
los productos fabricados, en la actualidad estos costes han pasado a suponer en
muchos casos una pequeña proporción respecto a los costes totales. El
importante aumento de la mecanización e informatización de los procesos, por
ejemplo, ha dado lugar a que la mano de obra en muchas empresas pase a ser un
mero elemento de control o apoyo a los equipos, que son los que desarrollan
realmente las tareas productivas, pasando así a tener una importancia ínfima
en relación con los costes totales de la actividad productiva.
En este sentido cabe señalar que en la actualidad, en el caso de
determinados productos manufacturados semiautomáticamente, los costes directos
de la mano de obra vienen a suponer un porcentaje igual o menor al 5% de los
costes totales de producción. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que en
este mercado cada vez más abierto y competitivo, una de las estrategias para la
supervivencia y/o la expansión es la de la innovación, esto es sacar al
mercado cada vez con mayor frecuencia productos nuevos y diferenciados que
tienen un ciclo de vida cada vez más corto, y en los que, por lo tanto, la
innovación se convierte en factor estratégico. Hay que resaltar en este ámbito
la importancia de los gastos de investigación y desarrollo, que pueden alcanzar
en algunas empresas el 80% de los costes totales de determinados productos.
Todos estos aspectos
suponen, en definitiva, una importante revolución en los sistemas internos de
producción y de control, y consecuentemente en los sistemas de gestión de las
empresas, que han dejado así de plantearse como único elemento de
competitividad la minimización de los costes, dado que los productos buscan
objetivos cualitativos tales como -además de la citada diferenciación-: la
calidad, los tiempos de respuesta o de suministro de pedidos a los clientes,
etc. Todo ello determina la necesidad de llevar a cabo, en primer lugar, un
replanteamiento de los sistemas de costes de las empresas, y, en segundo lugar,
de los sistemas de control vinculados a éstos.
Es por lo anterior por lo que en muchos casos los sistemas de costes
basados en secciones "homogéneas" (las cuales realmente en muchos
casos no tienen de homogéneas más que el nombre, y que se está comprobando
que pueden distorsionar en numerosas ocasiones el coste real de los productos)
van a tener que ser sustituidos por sistemas de costes que se basen, más que en
estos centros tradicionales de costes como elementos colectores e imputadores de
los mismos -o, en definitiva, como "nudos" formales por los que pasan
todos los flujos de valor de las empresas-, por sistemas como los que consideran
e imputan los costes por actividades (sistemas ABC). Este tipo de sistemas miden
y controlan los costes en base a las muy diversas actividades concretas que se
pueden desarrollar en las empresas (independientemente de los lugares o centros
en los que se realicen las mismas) con el fin de afrontar así bajo otra
perspectiva el análisis de los costes, y con el resultado de agrupar, modificar
y suprimir en muchos casos distintas actividades (aquellas en las que se dé una
relación coste-beneficio de signo negativo), y por lo tanto con una finalidad
última de racionalización de los costes empresariales y la consecución de una
relación más positiva o un mayor equilibrio entre los outputs obtenidos en la
actividad empresarial y los inputs sacrificados o aplicados para obtener los
mismos, o, en definitiva una mejora de la productividad, y por lo tanto, de la
competitividad empresarial.
Con una proyección tendente a conseguir los anteriores objetivos se
vienen desarrollando en la actualidad nuevas técnicas de medición, optimización
y control de las operaciones y procesos productivos, como pueden ser: el
Just-in-time (JIT), los nuevos sistemas de Planificación de las necesidades de
materiales (M.R.P.), la O.T.P. o Tecnología de la producción óptima, etc.,
los cuales están introduciendo realmente nuevas filosofías en cuanto a la
medición de los costes y el análisis de la generación interna de valor en las
empresas, y que introducen nuevas variables, sobre todo de carácter cualitativo
(indicadores de calidad, tiempos, etc.) más que puramente cuantitativo, y que
pueden dar lugar a una visión y actuaciones más integrales, y sobre todo más
óptimas, dentro de las empresas, y que vienen, en definitiva, a suponer el
antes mencionado "cambio de cilindrada" dentro de ese "motor
microeconómico", elemento impulsor fundamental del bienestar socioeconómico.
Pues bien, todos estos nuevos aspectos y realidades de la Contabilidad de
Gestión van a tener oportunidad de ser debatidos en el XV Congreso de la
European Accounting Association, que se va a celebrar en Madrid los próximos días
22 a 24 de Abril. Este Congreso, organizado por la AECA (Asociación Española
de Contabilidad y Administración de Empresas), va a reunir a 700 profesionales
y académicos del ámbito de la contabilidad, procedentes de países de los
cinco continentes. Una de las áreas a las que se van a dedicar diversas
sesiones en este Congreso es precisamente la de Contabilidad de Gestión
(Management Accounting), y en la que intervendrán algunos de los más
destacados innovadores y propulsores de estas técnicas y concepciones de la
nueva Contabilidad de Gestión, como: Michael Bromwich, George Foster, Michel
Lebas, etc. entre otros muchos destacados investigadores en ésta y en otras
parcelas o disciplinas relativas a la contabilidad. Los componentes de este
importante elenco de ponentes van a tener oportunidad así de intervenir, de
exponer sus teorías y de dar lugar a los correspondientes debates con los demás
asistentes respecto a estos importantes y novedosos temas en el ámbito de la
Contabilidad de gestión. Hemos de esperar pues, que de este importante foro
surjan concepciones y conclusiones que sirvan para consolidar y ratificar este
tan importante como actual proceso de innovaciones.