LA CONTABILIDAD DE DIRECCION ESTRATEGICA COMO APOYO A LA EXCELENCIA EMPRESARIAL
José Alvarez López
Catedrático Emérito de la Universidad del País Vasco
Felipe Blanco Ibarra
Catedrático de la Universidad del País Vasco
1.
INTRODUCCIÓN
El
empresario desarrolla sus actividades en condiciones cada vez más duras. La
creciente competitividad empresarial tiene lugar en entornos turbulentos,
donde es cada vez más difícil acertar en las previsiones efectuadas; por
ello se afirma que lo único cierto es el cambio, a causa de la vertiginosa
evolución de las distintas tecnologías.
En
este panorama tan hostil, la dirección debe orientar sus esfuerzos hacia la excelencia
empresarial, lo que implica obtener la máxima eficiencia posible en todos
los procesos de gestión:
- Aprovisionamiento
- Producción
- Distribución
- Administración
- Inversión y financiación.
Para
ello, los distintos niveles directivos deben tomar múltiples decisiones
racionales en sus respectivos ámbitos de actuación,es decir:
- Decisiones estratégicas
- Decisiones estructurales
- Decisiones tácticas
- Decisiones operacionales
- Decisiones correctivas
que
permitan adaptarse a su entorno, incrementar su eficiencia y obtener, en fin, ventajas
competitivas sostenidas que consigan para la empresa, no sólo un beneficio
razonable, sino también su pervivencia a largo plazo.
Como
es obvio, para que estas decisiones conduzcan a la mencionada excelencia
empresarial, deberán estar apoyadas en una información relevante y oportuna
que permita a la dirección:
-
Establecer unos objetivos de mejora continua, no sólo en lo que respecta
a su evolución, sino también en relación con los principales competidores.
-
Plantear y valorar las posibles estrategias y opciones alternativas con el
objeto de poder seleccionar las que permitan alcanzar dichos objetivos en las
mejores condiciones posibles
-
Implementar el desarrollo de las estrategias adoptadas media una planificación
estratégica, que conduzca a la formulación de programas tácticos y
operacionales que sean adecuados
-
Controlar eficazmente la performance empresarial y tomar las decisiones
correctivas y de adaptación que sean precisas, en un procede mejora continua,
para alcanzar la excelencia empresarial.
La
Contabilidad de Dirección Estratégica es el instrumento adecuado para
procesar, interpretar y comunicar a la Alta Dirección la información estratégica
relevante y oportuna que sirva de apoyo al mencionado proceso de mejora
continua.
2.
EL RETO DE LA EXCELENCIA EMPRESARIAL
Como
hemos subrayado en el epígrafe anterior, para alcanzar mantener la excelencia
empresarial a través de un proceso de mejora continua, es preciso
utilizar información estratégica adecuad que elabora, interpreta y
comunica la Contabilidad de Dirección Estratégica.
Una
empresa excedente es la que puede ser considerada como competitiva,
rentable y con expectativas de futuro. La
excelencia empresarial implica obviamente el reto de la mejora de la competitividad,
lo que supone producir y vender productos y servicios que por su calidad y
precio puedan hacer frente con éxito a los de las empresa competidoras.
Los
principios de gestión estratégica de la excelencia empresarial deben
estar apoyados por una información estratégica relevante en lo que
concierne a tres aspectos esenciales de las decisiones estratégicas:
-
Clientes.El exterior es la fuente principal del negocio: el mercado es el
rey.
-
Competidores. De ellos derivan las principales amenazas de la empresa.
-
La propia empresa. Es preciso potenciar sus puntos fuertes en aprovechar
racionalmente las oportunidades detectadas en el entorno.
La
empresa debe esforzarse al máximo en adaptarse al entorno; las
necesidades del mercado cambian rápidamente con el paso del tiempo; por ello,
constituyen una fuente de información indispensable para la
configuración de la estrategia empresarial de la empresa que triunfa, lo que
implica:
-
el contacto directo con el cliente
-
el estudio de la problemática del mercado actual y potencial
-
el conocimiento profundo del entorno (económico, político, legal, tecnológico
... )
La
dirección debe luchar constantemente por superar a los competidores. Para
ello necesita disponer de un sistema de información rápido y
eficiente que ponga a su disposición la información relevante y oportuna que
sea necesaria para la adopción de las mejores estrategias Producto - Mercado,
en mocho de las cambiantes necesidades del entorno. Dicha información incluye
todos los datos internos y externos a la empresa que puedan
afectar a sus capacidades competitivas.
Las
empresas excelentes se caracterizan también por poseer una cultura fuerte que
emerge de su líder y se transmite de forma descendente a través de toda la
organización.
La cultura de la empresa tiene como ejes principales
-
La motivación e integración de los recursos humanos.
Un personal bien motivado es el activo más importante de la empresa.
-
El fomento de un espíritu emprendedor.
La participación en la toma de decisiones es esencial para mejorar
la iniciativa y creatividad de los directivos.
-
El mantenimiento de un sistema de valores de orden superior que sea
compartido por todos los individuos que integran la empresa.
La
contabilidad de dirección estratégica sirve de eficaz apoyo a la obtención de
la excelencia empresarial, debido a la información estratégica que
suministra a la Alta Dirección. Esta
información no sólo sirve para fundamentar la elección de estrategias, sino
también para mejorar la integración y eficiencia de los recursos humanos. Por ejemplo, los sistemas contables de Japón se emplean más
para motivar a los empleados a actuar de acuerdo con las
estrategias que para suministrar datos precisos sobre costes, ingresos,
beneficios ... ; es decir, el rol de la contabilidad se orienta más a
influir que a informar.
Las
empresas creativas que tienden a la mejora continua son aquellas en las que el
personal está más motivado y se siente realmente parte de ellas,
aportando nuevas ideas en la mejora del negocio.
La consideración hacia las personas es el eje principal de la cultura de
la empresa.
3.
ESTRATEGIA Y DECISIONES ESTRATÉGICAS
La
estrategia empresarial ha sido definida de muchas maneras; en general, se
considera un medio para alcanzar un fin (u objetivo). Algunos autores han
identificado diferentes niveles de estrategia:
-
Estrategia corporativa. Se
refiere a la asignación de recursos entre varios negocios o divisiones de la
empresa (unidades estratégicas de negocio).
-
Estrategia de negocios. Se
determina al nivel de un negocio particular o división; trata principalmente
de la posición competitiva.
-
Estrategia funcional. Se limita a ciertas acciones de funciones específicas,
dentro de un negocio particular; por ejemplo en distribución.
Nuestro
principal interés en este tema se refiere al rol de la contabilidad de
dirección estratégica en su labor de apoyo a la formulación de las
mencionadas estrategias; en esta perspectiva podemos definir la estrategia como
un conjunto integrado de acciones encaminadas a asegurar una ventaja
competitiva sostenible.
Por
ello, el resultado contable del ejercicio, su cash-flow u otra medida
contable cualquiera de la performance empresarial tiene, al menos, dos graves
limitaciones:
-
Es artificial dividir la performance en períodos arbitrarios de tiempo. Como es obvio, la vida de la empresa es indivisible.
-
No es correcto medir la performance de un negocio con independencia de
los cambios habidos en la posición estrategica relativa, ignorando así su
capacidad para generar futuros beneficios y cashflows.
La
estrategia no está siempre implicada con largo plazo; puede referirse también
al deseo de alcanzar una determinada situación futura mediante la adaptación
de su posición competitiva a las cambiantes circunstancias del entorno.
De
acuerdo con Wilson (1991, p. 83) las características de las decisiones
estratégicas se pueden resumir así:
1)
Se refieren al ámbito de actividad de una organización y, por lo tanto, están
ligadas al entorno de la empresa (interno y externo).
2)
Relacionan las actividades de la organización con las oportunidades destacadas
en el sector. Puesto que el entorno
experimenta constantes cambios, es necesario tomar una serie de decisiones
que permitan una continua adaptación a dicho entorno.
3)
Requieren contrastar las actividades de una organización con sus recursos. Con el fin de aprovechar las oportunidades estratégicas,
será necesario disponer de fondos, capacidad, personal y demás medios cuando
se necesiten.
4)
Tienen más implicaciones de fondos para la organización tales como: adquirir
capacidad adicional, posibilidad de reasignar recursos, etc.
5)
Están influenciadas por los valores y expectativas de los que eligen la
estrategia. Cualquier reconsideración
de la problemática de la empresa estará influida por las preferencias y
concepciones directivas tanto como por las posibilidades del entorno.
6)
Afectarán a la dirección de la organización a largo plazo.
7)
Son complejas por naturaleza porque tienden a ser no rutinarias y comportan un
gran número de variables. En
consecuencia, sus implicaciones afectarán a toda la organización.
De importancia vital para la prosperidad de la organización es la
habilidad de adquirir, asignar y utilizar recursos, para aprovechar las
oportunidades del entorno y evitar sus amenazas que se ponen de manifiesto al
formular e interpretar el diagnóstico.
En
síntesis, la problemática de las decisiones estratégicas implica para
nosotros:
1º
Detectar un problema que se desea solucionar, por ejemplo:
- Neutralizar una amenaza
- Superar una etapa de crisis
- Aprovechar una oportunidad que surge en el entorno
- Obtener, en fin, una ventaja competitiva.
2º
Plantear las principales opciones alternativas que permitan afrontar con éxito
el problema planteado.
3º
Valorar e interpretar las opciones alternativas planteadas, indicando en cada
una el riesgo asumido y el beneficio esperado.
4º
Elección de la estrategia que la dirección considere óptima en orden a
resolver el mencionado problema.
Las
tres primeras etapas pertenecen al campo de la contabilidad de dirección estratégica
(CDE), puesto que de la información obtenida e interpretada deduce la
existencia de un problema que conviene resolver, plantea las posibles vías de
solución y valora, en fin, las posibilidades de cada una. En la cuarta fase, puede (y debe) intervenir también, pero sólo
en calidad de asesor, dados los amplios conocimientos que posee el
responsable de la CDE.
Como
es obvio, la decisión final (elección de la estrategia) incumbe a la Alta
Dirección, la cual mostrará su preferencia, por ejemplo:
-
Maximizar el beneficio (o la eficiencia) a obtener, aún a costa de soportar un
mayor riesgo.
-
Minimizar el riesgo, contentándose con un menor beneficio,
-
En fin, elegir la estrategia que implique un beneficio razonable sujeto a un
riesgo aceptable.
4.
LAS DECISIONES ESTRATÉGICAS CON "ABC"
(ACTIVITY BASED COSTING)
La información estratégica que sirva de apoyo a las decisiones em-
presariales
se obtiene e interpreta en contabilidad de dirección estratégica de las
siguientes fuentes:
1.
Ámbito interno (para determinar fuerzas y debilidades de la empresa):
1.1.
Información financiera
1.2.
Información no financiera
2.
Ámbito externo (para detectar oportunidades y amenazas del sector):
2.1.
Informes específicos del entorno referentes a:
* clientes
* competidores
* proveedores
2.2.
Informes económicos procedentes:
* del propio entorno (tecnológico, social, legal.
* del resto dé mundo.
La
contabilidad tradicional únicamente suministra la información financiera señalada
en 1.1. La contabilidad de dirección estratégica integra armónicamente las
cuatro fuentes citadas que constituyen el sistema de información de la
empresa. Una vez analizada e interpretada dicha información, la comunica a la
Alta Dirección para apoyar la adopción de decisiones estratégicas.
Respecto
al coste por actividades (ABC), nos vamos a limitar aquí a efectuar unas
breves consideraciones en lo que respecta a la toma de decisiones. En
estas II Jornadas de Contabilidad de Gestión, se refiere a este método el
profesor Lizcano; el lector interesado puede consultar los trabajos de la
profesora Emma Castelló sobre este tema, ejemplo: (1992, pp. 385 a 395).
El uso racional de ABC permite, en síntesis:
- Obtener unos portadores u objetos de coste mas correctos ([1])
- Una valiosa información (ABI = Activity Based Information), por
ejemplo:
*
actividades que generan valor añadido
*
actividades que no añaden valor para el cliente o destinatario
-
Gestión del coste de las actividades (ABM = Activity Based Management):
*
Eliminación de actividades que no generan valor añadido
*
Optimización de las actividades que añaden valor para el cliente:
-
con el mismo input obtener un mayor output
-
con igual output disminuir el input
-
aplicación del benchmarking por actividades a la reducción de
costes, comparándolos con los de las mejores empresas (competitivas o no).
A
pesar de las evidentes ventajas que acabamos de enumerar, el ABC tiene un punto
débil (Woods, 1992, pp. 53 a 57): mezcla los costes fijos y variables; en
consecuencia, las opciones económicas son difíciles y requieren un análisis
fuera del sistema regular de costes.
Como
es obvio, los costes fijos son irrelevantes en muchas opciones económicas.
Una mejora del método ABC consiste, pues, en separar en cada actividad
los costes fijos y los costes variables. De
esta forma se mantienen las ventajas mencionadas antes y nos permite, además,
obtener información relevante para la elección de estrategias
racionales entre las distintas alternativas económicas.
Veamos
a continuación un sencillo ejemplo de aplicación de ABC para apoyar la adopción
de decisiones:
|
En
conjunto |
|
“A” |
“B” |
||||
|
CF. |
CV. |
CT. |
|
CF. |
CV. |
CF. |
CV. |
1.
Actividades de apoyo al producto |
150 |
30 |
180 |
|
70 |
20 |
80 |
10 |
2.
Actividades de servicio |
100 |
20 |
120 |
|
40 |
5 |
60 |
15 |
3.
Actividades de apoyo a la producción |
60 |
40 |
100 |
|
50 |
25 |
10 |
15 |
4.
Actividades de producción |
30 |
80 |
110 |
|
20 |
50 |
10 |
30 |
5.
Costes directos |
-- |
500 |
500 |
|
-- |
300 |
-- |
200 |
Unidades
físicas totales |
20 |
10 |
Precios
de venta |
35 |
47 |
|
|
“A” |
|
|
|
“B” |
|
En
resumen |
CF. |
CV. |
CT. |
|
CF. |
CV. |
CT. |
Costes
totales |
180 |
400 |
580 |
|
160 |
270 |
430 |
Unidades
totales |
|
|
20 |
|
|
|
10 |
Coste
por unidad |
9 |
20 |
29 |
|
16 |
27 |
43 |
Precio
de venta |
|
35 |
35 |
|
|
47 |
47 |
Beneficio
por unidad |
|
|
6 |
|
|
|
4 |
Margen
de contribución |
|
15 |
|
|
|
20 |
|
Como
se puede apreciar, el coste completo refleja un beneficio unitario de
"A" (6) mayor que el de "B" (4); sin embargo, el producto
"B" (20) tiene un mayor poder lucrativo que "A" (15) como
revela el margen de contribución.
En consecuencia, si la gerencia decide una estrategia de
crecimiento selectivo, no tendría prioridad "A" (pese a ser
aparentemente más rentable ), sino "B" (que tiene un mayor margen
de contribución).
Como
es obvio, de acuerdo con la información que suministra la contabilidad de
dirección estratégica, no bastan los datos "internos" que provee la
contabilidad de gestión. Es preciso contrastar dicha información
"interna" con la procedente del entorno, a fin de elegir finalmente
la mejor estrategia de crecimiento, teniendo en cuenta la cuota
relativa de mercado de ambos productos, elasticidad de sus respectivas
demandas, etc.
En
resumen, la distinción en el método ABC entre costes fijos y variables es
esencial para la adopción de decisiones económicas.
Un aspecto básico de la gestión deriva de un simple principio económico:
en la toma de decisiones empresariales, los costes relevantes son costes
marginales. En consecuencia, sólo
los costes que cambiarán al considerar distintas opciones son relevantes para
cualquier decisión elegida; en cambio, aquellos cosas que no se modificarán
por el hecho de seleccionar una u otra estrategia Producto / Mercado son
ir-relevantes en el proceso de selección entre distintas alternativas.
5.
OBTENCIÓN DE VENTAJAS COMPETITIVAS
La
consecución de ventajas competitivas es un componente esencial que
conduce a la excelencia empresarial, de vital importancia ante el difícil
reto que plantea a las empresas españolas el Mercado Único. Se trata de
mejorar sustancialmente la competitividad para afrontar con éxito la fuerte
concurrencia en la CEE. Podemos considerar el tema planteado desde dos puntos de
vista diferentes:
1.
La ventaja comparativa de la empresa española.
Nuestra economía ha perdido competitividad internacional.
Este problema de las empresas españolas se refleja en términos
macroeconómicos en el gran déficit comercial existente.
La tarea de mejorar la competitividad de las empresas corresponde
fundamentalmente a sus principales directivos; pero el Estado deberá jugar un
importante papel en la adecuación del sector en el que se desenvuelve la
organización. En este plano, deberá
el Gobierno potenciar las condiciones adecuadas para que nuestras empresas
puedan mejorar su posición relativa y afrontar con éxito el reto de
incremento de la competitividad a nivel mundial: infraestructuras, reducción
de tipos de interés, etc.
No
corresponde a la contabilidad de dirección estratégica este importante
aspecto; por ello nos vamos a limitar aquí a una breve síntesis referente al
planteamiento del Consejo Vasco-Aquitano para 1993 en lo que respecta a la
CEE. Manifiesta que la palabra
clave es la competitividad, es decir, la garantía de producir a
un precio y calidad que permita la implantación de las empresas de la
zona, en un mercado de 342 millones de habitantes, con un 22,5% del PIB
mundial. Hace hincapié en:
- Mejorar las infraestructuras,
- Impulsar la calidad total,
- Optimizar el servicio al cliente,
- Fomentar, en suma, la excelencia empresarial desarrollando las
sinergias necesarias entre las empresas de Aquitania y Euskadi.
2. La ventaja competitiva de una determinada empresa.
Como
acabamos de indicar, para conseguir el éxito empresarial es preciso esforzarse
en la obtención de ventajas comparativas como base esencial de las estrategias
producto / mercado.
En
síntesis, la consecución de una ventaja competitiva para una empresa,
se basa en obtener unos productos y servicios que impliquen:
-
Unos cosas comparativamente menores, o bien
-
Unos productos y servicios con una imagen y calidad mejores que las de los
competidores actuales y potenciales.
La
estrategia competitiva de disminución de costes puede estar basados en
diversos planteamientos, entre los que destacarnos:
-
Utilización racional del método ABC a que nos hemos referido antes.
-
Implantación del concepto de gestión de la calidad total (TQM).
-
Empleo del benchmarking, lo que supone comparar los costes de los
diversos procesos empresariales con los de los principales competidores, a fin
de revelar los puntos deficitarios en que es preciso actuar para mejorar la
competitividad, como sucedió con Ford España en su planta de fabricación de
Valencia.
La
disminución de costes permitirá a la empresa, entre otras ventajas:
-
Bajar sus precios de venta para obtener un mayor volumen de facturación e
incrementar la cuota de mercado, obtener economías de escala, etc.
-
Aumentar su beneficio, lo que generará obviamente mayores recursos que se
podrán invertir en mejorar la gestión comercial (incremento de la publicidad
y comisiones a vendedores) lo que deberá traducirse en unas mayores ventas,
etc.
La
mejora de la calidad e imagen es una estrategia de diferenciación
que se puede enfocar de diversas maneras, por ejemplo:
-
Incremento del esfuerzo en I+D
-
Mejora del diseño industrial
-
Reforzamiento de la imagen, nombre comercial y marca (caso Coca-Cola,
etc.)
-
Enfoque basado en la calidad total que también puede emplearse
en la reducción de costes.
Los
costes de calidad están formados por los dos componentes: COSTES DE OBTENCIÓN
DE CALIDAD + COSTES DE NO CALIDAD
Por
término medio, la estructura de ambos costes equivale en nuestro país al 20%
y 80%, respectivamente. La no calidad cuesta a la empresa alrededor del 12% de
sus ventas (costes de no calidad o fallos habidos).
Por ello, la mejora de calidad es la vía más rápida y eficaz para que
las empresas disminuyan sus costes.
La
buena calidad es sinónimo de buena utilización de recursos en la empresa:
equipos, materiales, información y, sobre todo, recursos humanos. Hay que
superar la mentalidad tradicional de que "no se puede aspirar simultáneamente
a conseguir bajos costes y buena calidad". Los costes bajos y la buena
calidad son dos caras de la misma moneda. Se puede conseguir al mismo tiempo
disminuir costes, aumentar la productividad, mejorar la calidad, obtener
mayores ventas e incrementar el beneficio.
Como
es obvio, la mejora de la calidad tiene un límite (obtención del nivel óptimo
de calidad) como veremos en un próximo trabajo.
Para
impulsar las dos estrategias mencionadas (de reducción de costes y diferenciación)
es esencial potenciar la política referente a los recursos humanos, a
fin de conseguir y mantener ventajas competitivas sostenibles.
Dicha política debe orientarse a:
-
Motivación adecuada, haciendo partícipes del diagnóstico de la empresa
a todos los colaboradores
-
Formación permanente
-
Generación de actitudes estratégicas en todos los mandos
-
Planteamiento y ejecución de los objetivos empresariales, de modo que
sean compartidos por todos los implicados, así como su participación en las
acciones correctivas que se consideren necesarias.
En
resumen, se deberá fomentar la correcta integración de todo el
personal, de tal forma que los objetivos de los distintos niveles directivos
sean congruentes con los fines de la organización.
El
rol de la contabilidad de dirección estratégica es esencial en este
campo (estrategias competitivas). Su
intervención la resumimos así
a)
De la valoración de la posición competitiva por la CDE (diagnóstico de la
empresa) se deduce la necesidad o conveniencia de adoptar una
determinada estrategia: reducción de costes, mejora de la calidad, etc.,
teniendo en cuenta no sólo las preferencias de los clientes, sino también la
actuación de los competidores (información externa).
b)
Comparando la mencionada información externa con los puntos fuertes y débiles
de la empresa (información interna) se podrá seleccionar el tipo de
estrategia a implantar como hemos perfilado antes.
6.
LA CONTABILIDAD DE DIRECCIÓN ESTRATÉGICA COMO
APOYO AL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
Como
hemos indicado en otra ocasión (Alvarez López, 1985) el proceso de planificación
y control es una labor pluridisciplinar cuyas tareas de coordinación,
implementación y formalización corresponden a la contabilidad, en sus
distintas fases:
-
Planificación y control a largo plazo: objetivos corporativos, estrategias
y su implementación
- Planificación anual y control de gestión: objetivos funcionales, programas y presupuestos
- Planificación operacional: metas por cada responsable, actividades concretas y con control operativo.
Posteriormente,
la evolución del management y de la propia contabilidad, nos ha
aconsejado escindir a efectos didácticos el sistema de Planificación y Control
en dos subsistemas básicos:
- Planificación y control de tipo estratégico (dos o más años)
-
Planificación y control de naturaleza táctica (un años en cuyo proceso
se incluye la planificación y control de tipo operacional.
El
output de la planificación y control estratégico representa el input
de la planificación táctica y del control de gestión.
La información que requiere el primer subsistema la obtiene, analiza e
interpreta la contabilidad de dirección estratégica.
La información que nutre el segundo subsistema incumbe a la contabilidad
de gestión y a la contabilidad financiera.
En
este epígrafe nos vamos a referir brevemente a la planificación estratégica.
El último tema tratará, en apretada síntesis, del control estratégico.
Como
hemos estudiado en varios trabajos, por ejemplo (Alvarez y Blanco, 1990) la
contabilidad de dirección estratégica tiene por objeto:
1.
Procesar, interpretar y comunicar a la Alta Dirección información
relevante y oportuna (de origen externo e interno) para apoyar la adopción de
decisiones estratégicas y estructurales
2.
Liderar, coordinar y formalizar, en su caso, el proceso total y coherente
de planificación y control que, de forma pluridisciplinar, se lleva a cabo en
la empresa.
3.
Asesorar a la Alta Dirección en el proceso de adopción de decisiones,
a causa de los amplios conocimientos de tipo generalista que posee el
responsable de CDE, tanto en lo que respecta al entorno empresarial que escruta
de modo permanente como a la propia organización.
Una
vez seleccionadas las estrategias de la empresa:
-
corporativas
-
competitivas (por reducción de costes, por diferenciación)
-
producto/mercado (de crecimiento, desarrollo, diversificación)
que
permitirán alcanzar los objetivos corporativos, es preciso impulsar
adecuadamente su desarrollo mediante un plan estratégico, más o menos
formalizado, que será implementado a través de programas tácticos cuya
valoración se hará en los presupuestos funcionales y maestros como
resumimos a continuación:
planificación
estratégica |
planificación
táctica |
1.
Fines y cultura de la organización. |
5.
Objetivo táctico y operacionales de mejora continua. |
2.
Diagnóstico de la empresa externo, interno y posición
competitiva. |
6.
Programación táctica: valorac. y selecc. de opciones
-optimación- |
3.
Objetivo corporativo y por U.E.N. orientación a la excelencia
empresarial. |
7.
Presupuestos funcionales de gastos e ingresos |
4.
Estrategias empresariales -
planteamiento -
valoración -
selección -optimismo |
8.
Presupuestos maestros:
de tesorería programada
de resultados provisionales
balance provisional
(síntesis patrional) |
De
acuerdo con el Dr. Wendy Currie (1993) el reto más significativo al que se
enfrentan los fabricantes en todo el mundo es identificar nuevos mercados para
la venta de productos de calidad que puedan ser entregados a los clientes en el
plazo más corto de tiempo.
La
elección de adecuadas medidas de performance por los ingenieros y por los
responsables de la contabilidad dependen de muchos factores y países. Así,
mientras que en USA y UK se emplean básicamente medidas
financieras, en Japón y Alemania manejan un amplio abanico de medidas
estratégicas, operacionales y técnicas de performance.
No
obstante, muchos fabricantes de UK y USA están tratando de cuantificar medidas
de performance no financieras, tales como:
-
tiempos
-
desechos
-
recuperaciones
-
diseño de trabajo y de productos
-
calidad, etc.
La
formulación de la estrategia AMT varía en cada país; su aplicación
completa depende del sector, producto, estilo de dirección y del desarrollo e
implementación de otros tipos de estrategias.
Para
que la estrategia AMT tenga éxito se requiere un adecuado plan de
desarrollo que incluya indicadores de performance financieros y no
financieros, a largo y a corto plazo, como revela el siguiente esquema (Wendy,
p. 57):
planificación estratégica
de amt |
periodo
de
tiempo |
medida
de la performance
de amt |
1.
Desarrollo estrategia corporativa y AMT
|
5
años |
Cuota
de mercado Desarrollo
del producto JIT, TQM |
2.
Operacionalización de la estrategia ATM |
1
a 3 años |
Benchmarking Necesidades
de entrenamiento Mantenimiento
y desarrollo |
3.
Dirección Financiera del proyecto |
Continuo |
Cash-Flow Diseño
de productos Servicio
al cliente Reducción
de tiempos Flexibilidad |
4.
Post-Audit |
Anual |
Análisis
financiero R.O.I. Mejora
de calidad |
5.
Modificación de la estrategia AMT |
Continuo |
Equipos
multidisciplinares de planificación, organización, implementación, y
control de la estrategia AMT para una mejora continua |
7.
CONTROL ESTRATÉGICO
El
funcionamiento eficaz de una empresa debe estar basado en una adecuada
estrategia cuya elección implica un, diagnóstico previo de la organización
y la determinación de la posición competitiva de cada una de las unidades
estratégicas de negocio (UEN).
La
información que provee la contabilidad de dirección estratégica (CDE) no
se limita a plantear y valorar las distintas opciones económicas para
apoyar la selección de 1 mejor alternativa; es necesario, además, asegurar
el eficaz desarrollo e implementación de la estrategia adoptada que permita a
la empresa una correcta adaptación al entorno y la consecución de los
objetivos corporativos en las mejores condiciones posibles.
El control estratégico -eficaz instrumento de gestiones la principal
herramienta del seguimiento de la estrategia.
Mientras
que la planificación estratégica es a largo plazo y se divide por años, la
planificación táctica es a un año y se desglosa por meses, lo que permite
desarrollar en cada ejercicio la par-te correspondiente del plan estratégico.
Para
algunos autores, el plan estratégico no se controla; se transforma en
presupuestos operativos anuales y estos son los que se controlan.
Nos referimos al llamado control operativo.
Para Fernández Romero (1992) de cuyo trabajo resumimos el resto del
epígrafe, el control operativo adopta dos formas:
-
el control presupuestario, cuyo punto de referencia son los presupuestos
anuales: costes e ingresos.
-
el control de gestión que se basa en los objetivos anuales.
Pero no son sólo los resultados (de los presupuestos o de los objetivos) los que se controlan; debe controlarse también una situación competitiva prevista, una determinada hipótesis, etc. En este enfoque se distinguen tres clases de control:
-
control ex-post: realización / objetivos y presupuestos (desviaciones).
Es el control operativo que, en síntesis, implica:
-
control IN-VIA: evaluación hipótesis, previsiones estratégicas/programas
(cambio estratégico).
El
control IN-VIA (control estratégico) no puede realizarse en el sentido
tradicional del control operativo; el objeto de control son las bases sobre
las que se ha elaborado el plan estratégico. Es un nuevo tipo de control que
no analiza los resultados, sino:
-
Los fines corporativos establecidos y su validez actual. Si se considera conveniente modificar ciertos fines,
puede ser preciso cambiar la estrategia.
-
La posición competitiva empresa / entorno: evaluación permanente de
cada UEN.
-
El grado de validación de las previsiones e hipótesis formuladas:
tal vez no se han tenido en cuenta todas las variables o bien no se cumplen
todas las hipótesis.
-
La bondad de las estrategias seleccionadas: ¿cuál es su impacto
actual en la performance de la empresa y en el comportamiento de los
competidores?.
-
El grado de precisión de los programas (tareas, responsables, plazos,
recursos asignados), respecto a su ejecución.
Un plan estratégico sin adecuados programas de desarrollo es una mera
declaración de "buenos propósitos".
Por ello es preciso actualizar tanto los programas operativos como las
estrategias.
-
La ocurrencia de contingencias no previstas: tienen menos probabilidad
de surgir que las amenazas y oportunidades que se detectan en el entorno.
Mientras
un plan operativo anual tiene poca base si no se inserta en el marco de
un plan estratégico cuyas decisiones suelen ser a medio y largo plazo, un control
operativo no tiene sentido si no se contempla en el marco de un control
estratégico.
El
control estratégico se deberá llevar a cabo, al menos, trimestralmente; es
un tiempo razonable para detectar ciertos cambios que pueden resultar vitales
para el éxito de la empresa, salvo que se produzcan cambios importantes e
inesperados que afecten a los fines, a la situación competitiva, a las hipótesis
y previsiones del plan estratégico, incumplimiento sistemático de programas,
etc. En estos casos, será preciso
efectuar un control estratégico en el momento de la detección de los
mencionados cambios o bien cuando surgen importantes contingencias.
Entre
las ventajas del control estratégico se destacan las siguientes:
-
Se anticipa el periodo de control, sin esperar a la obtención de resultados,
puesto que se considera la validez de las hipótesis planteadas y de los
programas diseñados antes de su realización.
-
Se juzgan las decisiones no sus resultados; éstos pueden ser únicamente
imputables a los encargados de su ejecución.
-
Se conserva constante la validez del plan, puesto que se actualiza con el
control estratégico.
-
Se mantiene y fomenta la mentalidad estratégica y, en especial, la
preocupación por el largo plazo.
-
Mejora la eficiencia del equipo de planificación en su misión de
cooperación con la dirección en el proceso empresarial de mejora continua.
BIBLIOGRAFIA
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WILSON,
R: "Strategia Management Accounting". Issues in Management
Accounting. Prentice Hall International, 1991.
[1]
Los
costes indirectos se asignan (en ABC) a las actividades correspondientes
y se imputan finalmente al producto (o segmento de actividad considerado) en
función de los inductores de costes (costdrivers) de cada
actividad. Se evita así el
imputar más o menos arbitrariamente dichos costes indirectos localizados
en las secciones o centros de actividad, en función de las unidades de
obra que no siempre guardan una relación causal con los
mencionados costes.
(Nota: Trabajo publicado dentro del libro colectivo: "Nuevas Tendencias en Contabilidad de Gestión: "Implantación en la empresa española" Coordinadora: Emma Castelló Taliani. Ediciones AECA. Madrid 1993 (Agotado). Cualquier reseña o reproducción parcial de este trabajo deberá hacer referencia a esta publicación de AECA).